Son raras las pervivencias de arquitecturas que prediquen la pobreza, luchas sociales o protestas contra el poder establecido. Por el contrario, por más que algunos arquitectos afirmen lo contrario, la mayoría trabaja por y para los intereses de las grandes empresas, las administraciones públicas o acaudalados propietarios; en definitiva, no se construye si no hay dinero de por medio. Casos como Rural Studio, promovida por Sam Mockbee, que se hacía eco de las desigualdades sociales entre ricos y pobres en Alabama, por medio de estrategias que ponían en evidencia la exclusión de los más desfavorecidos o, de forma más ortodoxa, los intentos para poner de relieve ciertos aspectos del entorno canónico de las ciudades llevados a cabo por Robert Venturi y Dense Scout-Brown en Learning from Las Vegas, inmersos por aquel entonces en el postmodernismo arquitectónico, son ejemplos de especulaciones teóricas al margen de la oficialidad o, por expresarlo de otra forma, al margen de la actividad arquitectónica al uso.
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